Historia de Venecia
Descubre todo sobre la historia de Venecia, desde los mitos sobre su fundación, pasando por la Antigua República de la Serenísima hasta la unificación de Italia.
La ciudad de Venecia se extiende sobre una serie de 119 islas que emergen de una amplia laguna situada entre la tierra firme y el mar abierto. Hasta su fundación se encontraba habitada por unos pocos habitantes ilirios y venetos que vivían sobre el agua de la laguna en palafitos subsistiendo de la pesca y de la extracción de sal.
Su fundación data del año 421. Los habitantes del Véneto, expulsados por los ostrogodos y los lombardos, se refugiaron en estas tierras pantanosas de la desembocadura del río Po constituyendo la ciudad de Venecia.
Su situación "privilegiada" entre marismas y aguas pantanosas otorgó una gran independencia a Venecia respecto a los posibles conquistadores. En el año 810 el propio hijo de Carlomagno tuvo que retirar sus naves después de tropezar con los obstáculos que la zona ofrecía a la navegación.
En el siglo VI, el gran general de la época de Justiniano, Belisario, conquistó Venecia. Bajo la protección del Imperio Bizantino pasó a depender administrativamente del Exarca de Rávena. Al frente del gobierno de la ciudad impusieron al Maestro Militar bizantino.
Aprovechando la debilidad del Exarca de Rávena, en el año 697, las familias ricas eligieron el primer Dux, Paololucio Anafesto, con carácter hereditario y vitalicio en un principio y, más tarde, electivo y vitalicio después de numerosas luchas de poder entre las familias patricias.
En el año 829 fue transportado a Venecia, desde Alejandría, el cuerpo del apóstol San Marcos, el evangelista que sería el patrono de la ciudad.
En 976 un incendio destruyó el centro de la urbe, incluido el palacio del Dux, con los archivos de la ciudad y la primera iglesia de San Marcos.
Un acontecimiento importante fue cuando el emperador de Bizancio, por el apoyo que los venecianos le prestaron en su lucha contra los normandos, les concedió considerables privilegios en el comercio con Bizancio.
Esta relación fructífera con Bizancio garantizaba el tráfico marítimo y el comercio a Venecia. El embajador veneciano gozaba de privilegios exclusivos ante Bizancio. Su diplomacia se caracterizó por su sagacidad, flexibilidad y oportunismo. Siguieron comerciando con los musulmanes, incluso tras la prohibición decretada en el Concilio de Letrán (1261).
Venecia expandió su poder con el comercio de las sedas y especias de Constantinopla (la antigua Bizancio) y de Alejandría, transportando esclavos, madera, pez de Dalmacia, hierro de los Alpes y paños. Uno de los negocios más productivos era la compra de esclavos del sur de Rusia para venderlos en el norte de África. También vendía en Europa los que compraba en Alejandría y en Turquía.
En el año 1204 comienza el gran apogeo de Venecia al iniciarse la Cuarta Cruzada. Las galeras venecianas al frente del Dux Enrico Dandolo tomaron Constantinopla y el imperio griego fue repartido entre los cruzados y los venecianos. Éstos se quedaron con numerosos barrios comerciales de ciudades de Siria, Palestina, Creta y Chipre. Llegó la época del famoso Marco Polo, símbolo del espíritu veneciano.
Una vez controlado el Mediterráneo, las galeras venecianas miraron al Atlántico. Amenazando Europa llegaron a Southampton, Brujas y Londres, donde establecieron colonias.
Signo del máximo apogeo fue la acuñación, en el año 1284, de una moneda de oro, el Ducado, que permanecería tres siglos como uno de los patrones monetario del mundo junto al florín florentino.
Organización política de la República de Venecia: La Antigua República de la Serenísima.
Desde el primer momento, la organización de la República de Venecia se esforzó por evitar que un solo hombre, el Dux, detentara todo el poder. Se estableció una forma republicana de gobierno que no existía en ninguna otra ciudad-estado de Italia. Los patricios estaban decididos a no ser gobernados por cualquiera, especialmente cuando no ayudaba a sus intereses económicos.
La primera imposición se dio en 1148 en la que se obligó al Dux a la "Promesa Ducal", un compromiso que el Dux asume en el momento de su nombramiento.
En 1177 le fue impuesto el “Gran Consejo”, compuesto por miembros elegidos entre las familias de la nobleza, al que seguiría el “Consejo Menor”, compuesto por seis miembros asesores del Dux y la “Quarantia” como Tribunal Supremo.
En 1223 estas instituciones se combinaron en la Signoria, formada por el Dux, El Consejo Menor y los tres dirigentes de la Quarantia. La Signoria era el órgano central de gobierno y representaba la continuidad de la república como se muestra en la expresión: "Aunque el Dux esté muerto, no la Signoria".
En 1229 se constituyó el Senado (denominado Cosiglio dei Pregadi). Estaba compuesto por 60 miembros elegidos por el Consejo Mayor y desde él se dirigía la política exterior y la elección de embajadores.
El 10 de julio de 1310 se estableció el Consejo de los diez, una organización similar a una policía secreta del estado, que se hizo muy poderosa y se convirtió en el eje central de la política veneciana.
La combinación de sabios y algunos otros grupos fue llamado “un collegio” que formaba un poder ejecutivo.
Al final del proceso el Dux tenía un poder personal muy reducido y la autoridad era ejercida básicamente por el Gran Consejo, cuyos puestos se convirtieron en hereditarios a partir de 1297.
Una oligarquía de doscientas familias pasó a gobernar Venecia.
En la primera mitad del siglo XV los venecianos comenzaron su expansión por Italia como respuesta al poder amenazador del Duque de Milán.
En 1410, Venecia controlaba la mayor parte de la región, incluyendo ciudades como Verona y Padua, alcanzando más tarde a Brescia y Bérgamo. El mar Adriático se convirtió en el "mar veneciano", cuyo poder se extendía hasta lejanas tierras como Chipre.
La debilidad del Imperio Bizantino le había permitido anexionarse a Creta, Eubea y, en 1489, Chipre.
En el siglo XV Venecia era el centro del comercio mundial y la mayor ciudad portuaria del mundo con más de 200.000 habitantes. Los palacios se hicieron cada vez más lujosos, decorados por artistas como Veronese y Giorgione.
En esta época Venecia alcanzó su máximo apogeo.
La llegada de la decadencia
Si la conquista de Constantinopla fue el inicio de su apogeo, su pérdida, en 1453 a manos de los turcos, inició una galopante decadencia. A ello se unió el descubrimiento de América que desplazó las corrientes comerciales.
Por esa época, el Imperio Otomano logró expandirse por los Balcanes y Venecia comenzó a verse amenazada. En 1570 se vió obligada a abandonar Chipre en manos de los turcos. Poco después cayeron Creta y sus últimas posesiones en el Egeo. Firmó la paz con los Otomanos en 1573.
A través de la Santa Liga, coaligada con la Santa Sede y España, intentó recuperar los territorios perdidos y, aunque venció en la Batalla de Lepanto, no lo logró. (En esta batalla Cervantes perdió su brazo).
Además, en la expansión de Italia se enfrentó con el Papa que estaba coaligado con Luis XII de Francia, Maximiliano I de Austria, y Fernando II de Aragón, enfrentamiento del que Venecia se salvó gracias a su diplomacia.
La peste de 1630 acabó con un tercio de la población. El declive de Venecia era manifiesto, los Habsburgo potenciaron el Puerto de Trieste en contra de los intereses venecianos. Nápoles intentó dominarla a través de la Conjuración de Venecia.
La lucha por Venecia
En el siglo XVIII Venecia, una sombra de lo que fue, intentó recuperar su antiguo prestigio iniciando una guerra contra Túnez.
La Revolución Francesa pilló a Venecia sin poder de reacción y los franceses y los austriacos se enfrentaron por su territorio.
En 1797 Napoleón Bonaparte intentó aliarse con Venecia y esta se negó. Napoleón descargó su venganza sobre la República Veneciana poniendo fin a trece siglos de independencia. Desvalijó el Bucintoro y se apoderó de todo el oro y objetos de valor. El Bucintoro, barco del Dux, fue enviado a Francia donde lo utilizaron como galera de prisioneros.
El Dux, Ludovico Manin, y el Gran Consejo abdicaron y se formó un gobierno municipal pro francés. El Congreso de Lyon de 1801, convocado por Napoleón, creó en Italia la República Cisalpina, siendo su primer presidente el propio Napoleón, aunque poco después, en 1804, al proclamarse Emperador de los Franceses, asumió el título de Rey de Italia.
Mediante la firma del tratado de Campoformio, el 18 de octubre de 1797, Napoleón cedió Venecia a los austriacos.
Italia quedó por primera vez políticamente unificada bajo el dominio de Napoleón y por tratarse de un poder extranjero se desarrolló un alto sentimiento nacionalista italiano.
Nuevos enfrentamientos con los austriacos llevaron a Napoleón a desalojarlos del territorio veneciano en 1805 y, tras el Tratado de Presburgo, pasó a formar parte del Reino de Italia. Un año después, Napoleón dejó en su lugar a su hermano José Bonaparte.
Derrotado Napoleón, el Congreso de Viena restableció el estatus político previo a la Revolución. Venecia quedó de nuevo en poder de Austria formando parte del Reino Lombardovéneto. Poco después Venecia se separó de Lombardía que había optado por la unión con Italia.
El sentimiento nacionalista era imparable, surgieron sociedades secretas buscando la unidad italiana, como la Secta de los Carbonarios y la llamada Italia Joven de Mazzini.
Se produjeron diferentes alzamientos y el ejército austriaco derrotó a los revolucionarios en la Batalla de Rieti de 1821, restableciendo su poder. El 11 de marzo, ignorando lo ocurrido en Rieti, nuevos alzamientos estallaron en el Piamonte, Turín, Módena y Parma.
Tras el alzamiento contra los austriacos se creó una asamblea que votó por la unión de Venecia a Italia. Los austriacos destruyeron gran parte la ciudad y esta se rindió el 22 de agosto de 1849.
La situación se transformó rápidamente en una guerra entre Italia y Austria. Los gobernantes de los Ducados, el Papa y el Rey de Nápoles, terminaron enviando fuerzas para luchar por el dominio de los territorios venecianos. Mientras tanto, los austriacos eran apoyados por la Santa Alianza (Prusia y Rusia).
Por el tratado de Viena 1866 se restableció la paz entre Italia y Austria, Austria renunció a Venecia a cambio de una indemnización.
Por último, se firmó el Tratado de Venecia del 19 de octubre de 1866, por el que Austria cedía Venecia a Francia y ésta a su vez a Italia.
Tras un plebiscito Venecia entró a formar parte definitivamente de Italia.
Tras la unificación de Italia
La administración comunal de Venecia, con el alcalde Riccardo Selvatico, el 19 de abril de 1893, institucionalizó la creación de una exposición nacional de arte en la laguna. La primera Bienal de Venecia fue inaugurada el 30 de abril de 1895 y, hoy en día, es una de las citas más importantes de la agenda mundial del arte.
A nivel urbanístico y territorial, la Serenísima vivió importantes transformaciones en los primeros años del siglo XX. En 1917, una parte del territorio de Mestre fue añadida a Venecia, con la creación del primer núcleo de Porto Marghera.
En 1933, fue construido el Ponte della Libertà (Puente de la Libertad) y, con ello, la carretera que actualmente lleva a Padua. Para unirla a Mestre, se construyó el Corso del Popolo y se suprimió parte del Canal Salso.
Después de la Segunda Guerra, tuvo lugar una importante expansión urbanística en las zonas limítrofes a Venecia. Al mismo tiempo, se produjo un flujo migratorio de los habitantes del centro histórico hacia Mestre, sobre todo desde los años sesenta, después del aluvión del 1966.
El 11 de septiembre de 1970, el centro histórico de Venecia fue destrozado por una manga de viento de intensidad F4 en la escala Fujita, que causó muchos daños en la ciudad y la muerte de 21 personas.
Hoy en día, la ciudad vive del turismo y de su rol como centro cultural, por la actividad de la Bienal de Arte y de Arquitectura, del Festival de Cine y de universidades importantes como la Ca' Foscari. Sin embargo, la Serenísima sobrevive indefensa a la migración de sus habitantes, ocasionada, sobre todo, por el impacto negativo del turismo de masas y de las dificultades prácticas de la vida en laguna.